Ayer  se presentó en el Centro de Estudios Políticos (CEP) de Chile el libro La Nueva Soledad de América Latina, escrito a tres manos por Ricardo Lagos (expresidente de Chile), Jorge G. Castañeda (exsecretario de Relaciones Exteriores de México); y Héctor Aguilar Camín (director de la Revista Nexos). La obra constituye un ameno estado de la cuestión (en formato conversación) de la problemática actual del multilateralismo en América Latina.

A lo largo de sus páginas, trata con óptica latinoamericana el asunto de la pandemia, la Guerra en Ucrania, el conflicto entre China y Estados Unido, la democracia en la era digital -todo bien sazonado con aleccionadoras anécdotas- para confirmar la tesis de que “América Latina vive un nuevo periodo de soledad y aislamiento no sólo frente al mundo, sino frente a sí misma pues está privada de los puentes que necesita para construir una voz propia en la conversación de las naciones”.

Al respecto se señala en el libro que muchos de los retos que enfrenta cada país en la región (infraestructura, migración, desempleo, lucha al crimen organizado, salud pública, etc.) son de tal envergadura que no pueden ser resueltos en solitario, sino solo mediante la cooperación.

No obstante, la polarización ideológica (tanto de derecha como de izquierda) no solo ha dificultado la política interior, también la concertación política y económica entre los países, debilitando, a su vez, el poder de interlocución de América Latina ante el resto del mundo.

La sobre ideologización ha hecho que en los foros internacionales existentes -ciertamente no solo en América Latina- no se pueda enfrentar los problemas regionales por quedarse en rivalidades ideológicas. Desde UNASUR con su idea fundante de separar geopolíticamente a América Latina en sur y norte, con Brasil y México a la cabeza de cada extremo respectivamente; pasando, en su momento, por el boicot de Hugo Chávez a ALCA para derivar en la creación de ALBA; lo que obligó en parte a crear la Alianza del Pacífico, hasta, más recientemente, el desaire de López Obrador a la Cumbre de las América. Todo nos habla del multilateralismo sectario y de capa caída en nuestra región.

Las consecuencias de lo anterior pueden llegar a ser dramáticas, como lo puso de manifiesto la pandemia cuando, a pesar de algunos esfuerzos puntuales, lo que se vio no fue una respuesta regional, sino experimentos nacionales, con fortuna muy diferente entre sí. Al respecto señala Héctor Aguilar Camín que “en el momento de mayor globalidad, hay también un regreso al mayor provincialismo nacional”.

El libro sugiere que para que el diálogo y la concertación de América Latina frente al mundo sea fructífero, se ha de hacer en aquello en lo que podamos coincidir a pesar de ideologías (ayer la pandemia, hoy la reactivación económica). Y no se han de obviar las grandes diferencias dadas por la situación geográfica de cada país en lo individual.

No en todos los temas se pueden tratar en bloque. Por ejemplo, México tiene como aliado principal a Estados Unidos mientras que Brasil lo hace con China. En el futuro “se tendrá que ver más a los mapas que a las ideologías”.

Precisamente, según los autores, ante la “Nueva Guerra Fría” entre Estados Unidos y China, América Latina ha de poder optar por una “no alineamiento activo”. Pero esto solo será posible si la región encuentra su voz y lo hace sentir ante las potencias en pugna y ante el mundo.

Si bien la mayoría de los análisis y argumentos expuestos en la obra se pueden encontrar de manera detallada en otras obras de los propios autores o de especialistas en cada materia, el formato de conversación, las experiencias personales, la amistad, la picardía y el talante de divulgación hacen que aquí se disfruten más.

por Francisco José Anaya Rodríguez

en e-consulta.com

Compartir

Twittear